miércoles, 17 de noviembre de 2010

River gana un clásico gris

Se veía venir, River Plate y Boca Juniors llegaban al gran partido en horas bajas: River estrenando técnico tras la destitución de Cappa y Boca apagando las ganas de Borghi de renunciar al cargo tras no poder levantar el vuelo en la tabla. Y, a pesar de ser un partido distinto, las sospechas se confirmaron, los dos grandes de Argentina desarrollaron un fútbol plano, sin muchas ocasiones.

River puso más fe y se llevó el encuentro, de la mano de un buen Walter Acevedo en la medular, fue acercandose a la portería de Javier García, que estuvo seguro en la primera mitad y evitó que Boca se fuese al descanso por debajo en el marcador. Riquelme, desaparecido, comenzó a pedir el cambio al banquillo desde la primera patada que recibió. Palermo fue un islote solitario en la punta al que no le llegaban balones y Mouche se fue diluyendo a cada minuto. Por parte de River, a falta de Funes Mori, que esperaba en el banquillo, la perla Erik Lamela asumió galones y dejó detalles de futuro gran jugador.

El gol llegó en la segunda mitad, un corner botado sobre el área xeneize que remató absolutamente sólo Jonathan Maidana, en un movimiento diagonal desde el punto de penalti hasta el primer palo magnífico que ninguno de los tres centrales de Borghi supo seguir. Para más inri, el ex de Boca Juniors, peinó el esférico que se iba alejando progresivamente del cancerbero Javi García hasta alojarse al fondo de las mallas. El Monumental se volvió loco y las gradas se tiñeron de rojo bengala creando un ambiente mágico.

Ni la salida de Viatri por parte de Boca, ni los minutos de Funes Mori en el equipo 'millonario' cambiaron el paisaje, River Plate se llevó un clásico aburrido y agarra confianza y posiciones en la tabla en un temporada crucial. Borghi volvió a renunciar a su cargo, desgastado desde hace semanas y esta vez sí parece que Jorge Amor Ameal aceptará la decisión. Todo apunta a que Pompei se hará cargo nuevamente de los bosteros, que vagan por la tabla y, con o sin Riquelme, no consiguen recuperar la grandeza que les caracteriza.

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